Después de mirar centenares de veces los enormes paredones ubicados al oriente de la Punta Zanzi, y tras preguntarme en otras tantas ocasiones si la roca sería buena o no, me aburrí de dejar pasar el tiempo sin hacer nada y me decidí de una vez por todas ir a echarles una mirada. Si bien es cierto que había historias de reconocimientos previos, ninguno de ellos terminó dándole a la zona el carácter de una nueva área de escalada.
Con artes malvadas engatusé a Pablo Rebolledo y Patricia Soto, con quienes armamos un rack simple de empotradores y friends y fuimos a investigar en un frío día de otoño de 2007… sólo para descubrir, plop, que había muy pocas fisuras. Casi cero.
Pero, a rey muerto, rey puesto. El fin de semana siguiente subimos con taladro, bolts y cadenas y comenzamos a equipar rutas de escalada deportiva.
A pesar que de vez en cuando caían camotes desde arriba (tuvimos que limpiar harto) y que la roca no era perfecta (far from that), igual encontramos millones de posibilidades, perfectas para el disfrute gestual.
Patricia Soto terminando de equipar ʺSin Valentínʺ
Medio apurados porque se nos venía encima el invierno, trabajamos varios fines de semana junto a otros amigos que generosamente pusieron su tiempo y dinero a disposición de este proyecto: Darío Arancibia, Manuel Bugueño, Pablo Crovetto y Vicente “Dos” Alamos. Terminamos justo antes de que cayera la nevada que terminó por cerrar el acceso y nos prometimos volver en la primavera a continuar el esfuerzo, siempre convencidos de que esta zona se convertirá, sí o sí, en una de las más importantes que existen en los alrededores de Baños Morales.
Y no usamos magnesio.
Atardecer en la Silla del Diablo. La aguja que aparece detrás nuestro es la Punta Zanzi, vista desde el este
UBICACIÓN
La Silla del Diablo es un gigantesco grupo de contrafuertes que se desprende del cerro Catedral, al interior de Baños Morales.
Aproximadamente queda a un par de kilómetros después de la Punta Zanzi, siguiendo el camino que lleva a las Termas de Colina (es decir, ribera sur del río volcán), pero antes de pasar el puente que lleva al Cabrerío. Es muy fácil de distinguir, pues se trata de tres paredes ubicadas una arriba de la otra y separadas por enormes plataformas de roca inclinada, todo dando la idea de una silla (de ahí el nombre).
Para llegar a ella, se estaciona el auto en uno de los espacios que hay al lado del camino y se remonta un talud no muy inclinado pero pedregoso por media ahora. Las rutas abiertas están en Bato, el extremo derecho del primer y más pequeño contrafuerte rocoso.
RUTAS
De derecha a izquierda: “Uno 56” (5.8, abierta por Patricia Soto), “Arroyado de Huaso” (5.9, por Darío Arancibia), “Coyote” (5.11b, por Pablo Crovetto), “Elt Ajo” (correspondiente a la fisura diagonal, no marcada con rojo para mejor visualización), “Empanadium” (5.11a, por mí) y “Sin Valentín” (5.10b, por Patty et moi).
Por supuesto, estos grados deben ser ratificados. Más a la izquierda se alcanzan a apreciar las cadenas de la ruta que Manuel Bugueño y Vicente “Dos” Álamos están trabajando. Todas las rutas son cortas, de no más de 14 metros.
Texto y Fotografias : Rodrigo Fica